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Mostrando entradas de marzo, 2018

Pedro Antonio de Alarcón en la Academia

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(Publicado en IDEAL el 25/02/2018) Alarcón fue recibido en la Real Academia el 27 de febrero de 1877. Ocupó el sillón H y su discurso de ingreso versó sobre La Moral en el Arte. Fue respondido por su amigo Cándido Nocedal. El acto supuso un acontecimiento social inesperado; el salón principal estaba abarrotado y el público se agolpaba en los pasillos hasta las puertas de la academia, que entonces tenía su sede en la calle Fuencarral (donde actualmente se emplaza la Academia de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales). Aunque el acto tenía prevista su finalización para el mediodía, no terminó hasta las tres debido a los múltiples agasajos y felicitaciones que recibió el accitano. Antiguo emplazamiento de la Real Academia de la Lengua El discurso abordaba valientemente un tema crucial en literatura y es que ante la moda del Arte por el Arte, Alarcón defiende la necesidad de la utilidad pública la literatura y el compromiso moral que adquiere el escritor. Este compromiso afecta a los co

HISTORIETAS LOCALES, 20: Es demasiado hermoso; belleza por todas partes

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Muerte de Regnault en Buzenval Henri Regnault era un prestigioso pintor, cotizado y premiado, que vivía felizmente en Tánger, acompañado de su criado Legraine, su amigo Clairin y su perro Prim. El lebrel Prim Cuando estalló la guerra franco-prusiana, y no dudó en correr a alistarse. Murió de un disparo en la cabeza en las afueras de París, en la batalla de Buzenval el 19 de enero de 1871. Tenía veintisiete años. Tres años antes disfrutaba de la beca Premio de Roma que le permitía una estancia en la Villa Medici de la capital italiana. Entonces conoció a Mariano Fortuny, quien le retrato como uno de los personajes de La Vicaría, y le animó a visitar Andalucía y Marruecos. Siguiendo su consejo, viajó, acompañado del también pintor Georges Clairin, en barco hasta Alicante, y desde allí a Granada por Murcia, Lorca, Baza y Guadix. Muerte de los Abencerrajes A la ciudad accitana llegaron en octubre de 1869, y demoraron su estancia diez días. Le confiesa a su padre: “Estoy seguro de no encont