Comentario de texto periodístico. Alba Guerrero Rosales (IES Ángel Ganivet, 2º C)

Lo dijo el ministro José Manuel García Margallo cuando habló de sus conversaciones con Corinna zu Sayn-Wittgenstein: “La función de los lobbies es influir en los legisladores o en las administraciones públicas para promover decisiones proclives a los intereses de un sector”. Su función teórica es la de informar y convencer a los políticos de las ventajas de sus propuestas. Pero Josep Fontana nos ilustra sobre la función práctica de los lobbies , con una descripción de Chris Hedges, referida a Estados Unidos: “Los lobbies escriben los proyectos de ley y consiguen que sean aprobados gracias a que son quienes les aseguran a los políticos el dinero para ser elegidos y les emplean cuando dejan la política”. En España puede ser peor. Aquí los lobbies están “desregulados”, o sea, que campan a sus anchas con el inmenso poder de sus empresas, finanzas y contactos. Pero a nadie se la ha ocurrido equipararlos, en todo caso, con el tráfico de influencias delictivo.