LITERATURA UNIVERSAL

COMENTARIO DE UN TEXTO DEL DECAMERÓN

Había la historia por Fiameta contada hecho muchas veces saltar las lágrimas a sus compañeras, pero estando ya completa, el rey con inconmovible gesto dijo:
-Poco precio me parecería tener que dar mi vida por la mitad del deleite que con Guiscardo gozó a Ghismunda, y ninguna de vosotras debe maravillarse, como sea que yo, viviendo, a cada paso mil muertes siento, y por todas ellas no me es dada una sola partecilla de deleite. Pero dejando estar mis asuntos en sus términos por el momento, quiero que sobre duros casos, y en parte a mis accidentes semejantes, siga hablando Pampínea; la cual, si como ha comenzado Fiameta, continúa, sin duda algún rocío comenzaré a sentir caer sobre mis llamas.

Pampínea, oyendo que a ella le tocaba aquella orden, más por su emoción conoció el ánimo de sus compañeras que el del rey por sus palabras y por ello, más dispuesta a recrearlas un poco que a tener (salvo por el solo mandato) que contentar al rey, se dispuso a contar una historia que sin salir de lo propuesto, las hiciera reír, y comenzó:
-Acostumbra el pueblo a decir el proverbio siguiente: «Quien es malvado y por bueno tenido, puede hacer el mal y no es creído»; el cual amplia materia para hablar sobre lo que me ha sido propuesto me presta, y aun para demostrar cuánta y cuál sea la hipocresía de los religiosos, los cuales con las ropas largas y amplias y con los rostros artificialmente pálidos y con las voces humildes y mansas para pedir a otros, y altanerísimos y ásperos al reprender a los otros sus mismos vicios y en mostrarles que ellos por coger y los demás por darles a ellos consiguen la salvación.

1. Exponga el tema del fragmento y relaciónelo con el resto de la obra.
2. Analice los aspectos formales del texto.
3. Exponga la valoración personal y comente la influencia de Bocaccio en la cultura occidental.

1.Exponga el tema del fragmento y relaciónelo con el resto de la obra
El tema del fragmento es la introducción del cuento de Pampínea sobre Fray Alberto.
Este fragmento pertenece al comienzo del segundo cuento (aunque Boccaccio lo llama NOVELA SEGUNDA).
Como es sabido, el Decameron se inicia con una descripción de la peste bubónica, motivo que lleva a que un grupo de siete jóvenes mujeres y tres hombres huyan de la plaga y se refugien en una villa en las afueras de Florencia. Para pasar el tiempo, cada miembro del grupo cuenta una historia por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo que da nombre al libro: Deca hemeron, diez días. Diez son los días y diez son los jóvenes, lo que totaliza 100 novelas.
Cada uno de los días tiene una introducción, se cuentan los relatos y al final hay una conclusión. Que una introducción sirva de marco narrativo recuerda a The Canterbury Tales, de Chaucer, contemporáneo de Boccaccio. En este caso, los protagonistas se reúnen en la posada Tabard Inn, cuyo posadero les invita a contar cuentos durante su peregrinación a Canterbury para hacer más ameno el camino. Igualmente, Las mil y una noches presenta una estructura similar, que consta de una introducción que oficia de marco narrativo donde se presenta la historia del Sultán, tal como Boccaccio presenta la dramática situación que se vive en Florencia a causa de la peste. Las 100 historias del Decameron reflejan una realidad múltiple, de modo que el marco sirve de unión entre ellas.
Cada día se elige un jefe o “rey” entre los diez protagonistas, que determina el tema de los cuentos de esa jornada, de modo que la temática no es caprichosa sino que es la ordenada por aquel que es rey ese día. En esta ocasión, el “rey” es Filostrato, quien ha propuesto como tema común a la Cuarta Jornada, los amores infelices, como menciona en el texto, cuando pide a Pampínea un cuento que trate “sobre duros casos”.
Antes hace alusión a la narradora anterior, Fiameta (es decir, “llamita”, nombre que oculta el de la amante de Boccaccio en Nápoles, María d'Aquino, hija natural del rey Roberto de Anjou y casada con un conde de la familia de Aquino), y al cuento que ha recitado, de modo que vemos que, efectivamente, el turno de contar cuentos es rotativo. Fiametta es la enamorada real de Boccaccio, por eso ha contado un relato romántico y triste; Pampínea, sin embargo, relata una novela cómica.
Otro de los elementos que prueba el carácter autobiográfico de la obra son las referencias que hace Filostrato (que es la máscara del propio Boccaccio) en la introducción de la Cuarta Jornada a su avanzada edad, la añoranza de la juventud perdida, y a cómo conoció y tuvo por maestros a Guido Cavalcanti y a Gino da Pistoia. Añadamos que Laura y Beatrice fueron amadas por los Petrarca y Dante de forma contemplativa y casta, ya que eran mujeres celestiales (“donna angelicata”). En cambio, el amor de Boccaccio y Fiametta es físico y real.

Pampínea decide abordar de forma satírica “una historia que, sin salir de lo propuesto, las hiciera reír”. Entre las siete doncellas, Pampínea es la más incisiva e inteligente. Y se dispone a escoger, de
entre los personajes propios de burlas aun fraile, a Fray Angélico. Este anticlericalismo desvergonzado es propio de la mentalidad burguesa que comenzaba a fraguarse en Florencia. En el siglo XIV, las ciudades independientes de Italia estaban independizándose de la tutela religiosa del Papado, y los habitantes de éstas (los burgos o comunas) se tomaban la religión con bastante mayor libertad, por una cuestión de ética, ya que los habitantes de la ciudad eran comerciantes que vivían del lucro y de amasar grandes capitales, cosas que la Iglesia condenaba. Viviendo en este contexto, Boccaccio tiende a novelar su propia historia y a crear una novela que tiene mucho de autobiografía.
En la novela que nos ocupa se observan estas particularidades citadas. Así, Pampínea puede denunciar que los frailes son hipócritas, “con las ropas largas y amplias y con los rostros artificialmente pálidos y con las voces humildes y mansas para pedir a otros, y altanerísimos y ásperos al reprender a los otros sus mismos vicios”.
Otro tema central de la obra es el tratamiento de la mujer, que lo diferencia tanto de sus predecesores y contemporáneos. Ya no nos encontramos con una “donna angelicata”, símbolo de virtud, nobleza y pureza, sino que ahora la mujer se equipara al hombre al tener acceso a los placeres de la vida, el amor, la libertad y la aventura. En este relato, la protagonista es una joven burguesa, esposa de un mercader veneciano, al que engaña, mientras él viaja a Flandes. El amor cortés veneraba a la dama, era el ser amado al que rendía homenaje el caballero enamorado. Su belleza y pureza la identificaban con Dios. Pero Boccaccio tiene una concepción naturalista del amor, por lo que no tiene nada de pecaminoso.
El contexto cultural medieval, en una época en la que el poder de la Iglesia era muy fuerte, las mujeres eran condenadas, en cuanto descendientes de Eva (y, por tanto, las que tientan al hombre a pecar) se les asocia con lo siniestro, lo diabólico, la sede de todos los vicios. Por otra parte, el aburguesamiento general de la mente colectiva tiende a reducir a la mujer a su papel de madre y ama de casa. El espíritu burgués ensalza la Naturaleza y rebaja a la mujer.
Pero Boccaccio tiene una mentalidad mucho más abierta. Así, da voz a siete mujeres para que expresen su sentir a través de sus historias, unas historias en las que, además, el papel de la mujer es agudo, hábil, descarado, ingenioso.
El pasaje que estudiamos lo ilustra: Pampínea cuenta el cuento, una joven veneciana es la protagonista clave. Es a las mujeres a quien Boccaccio dedica la obra, a las mujeres que aman (amor como virtud que ennoblece el alma), pues trata de dar consuelo y entretenimiento a las que, como él, han sufrido por amor y viven enclaustradas. No sólo proporciona a las lectoras entretenimiento, hay sin duda una voluntad de mostrarles estrategias prácticas de eludir su encierro, como en el caso de la joven y boba Lisetta que protagoniza este cuento.
Formas cortesanas, sociedad estamentada, vasallaje, diferentes oficios… todo tiene cabida en esta segunda novela de la cuarta jornada.
El marido de Lisetta es un mercader, oficio comercial en auge en la Edad Media, dice que estaba “casada con un rico mercader que había ido con sus galeras a Flandes”. En su ausencia, es engañado por un fraile. Es de Venecia, a la que se refiere como “receptáculo de toda inmundicia”, porque sus mercaderes eran los rivales mercantiles de Florencia. Se les pinta como desleales y traidores.
El Decamerón puede considerarse la epopeya de los mercaderes; su antítesis es la Iglesia, representante del viejo sistema medieval. Contra el clero, Boccaccio siembra una disimulada crítica. El autor, a lo largo de su vida vaciló entre el cristianismo y el escepticismo. El Decameron es una obra de madurez y, a juzgar por sus referencias a la Iglesia, en un momento de irrelevancia hacia la religión. Eso sí, sin poner nunca en tela de juicio a Dios.
A diferencia de la antigua concepción medieval donde el protagonista o héroe de la historia poseía facultades como belleza y fuerza, en esta obra los protagonistas se caracterizan por la astucia que demuestran para triunfar en las diferentes situaciones que se les presentan, como el fraile, que se aprovecha de la candidez de Lisetta para seducirla..
Por primera vez en la literatura, los cielos se alejaban para dar paso a lo mundano, lo pícaro, lo lascivo y lo terrenal. Y es que la peste que azotaba el continente europeo y la visible y escandalosa hipocresía de los eclesiásticos convencieron de que la vida debía vivirse sin dejarse atemorizar por la religión, cuyos representantes no hacen sino “reprender a los otros sus mismos vicios”, como afirma la incisiva Pampínea.
2. Analice los aspectos formales del texto.
El Decameron es la primera obra en prosa italiana que sienta las bases del moderno arte de novelar, pues lo que Dante y Petrarca hicieron en verso, Boccaccio lo hizo en prosa. La base lingüística del autor es el florentino pero, dado que en el Decameron hay diez narradores, se dan diferentes niveles en función de quién tenga la palabra. Igualmente, Boccaccio adapta la lengua a la voz de los personajes. Hay, por lo tanto, un plurilingüismo considerable.
Por esta razón aparecen caracterizadas de forma distinta Fiametta y Pampínea. No son narradoras intercambiables. Sus roles no son gratuitos. Fiametta narra una novela trágica y Pampínea, de carácter más sarcástico, relata una novela graciosa.
La estructura externa del fragmento se compone de cuatro partes, claramente divididas por signos de puntuación, que se corresponden con la estructura interna:
1º Mención del narrador a la historia anterior.
2º Intervención de Filostrato, que elogia calurosamente a Fiametta por su relato, y concede el turno a Pampínea.
3º El narrador explica la reacción de Pampínea.
4º Intervención directa de Pampínea, que introduce su relato.
En los textos narrativos, podemos encontrar todo tipo de textos (narrativos, descriptivos, dialogados, expositivos); en este caso encontramos de dos clases: narrativos y dialogados.
El primer párrafo es narrativo. Es el narrador quien interviene, en tercera persona.
Como es característico de este tipo de textos, los verbos son semánticamente poco significativos: había hecho, estando, dijo, y están en 3ª persona del singular.
El autor utiliza recursos de sustitución al referirse a otros personajes con sinónimos. Así “sus compañeras” son las otras jóvenes recluidas en Santa María Novella: además de Fiametta, son Pampínea, Filomena, Emilia, Laureta, Neifile y Elisa. El rey es el jefe de cada jornada; en esta ocasión se trata de Filostrato. Como hemos dicho antes, los narradores no son abstractos, sino que tienen una acusada personalidad. Filostrato aparece caracterizado como inconmovible.
Desde el punto de vista sintáctico, destaca el uso arcaico del hipérbaton o cambio del orden lógico de las palabras: Había la historia por Fiametta contada hecho...
El segundo párrafo es coloquial. Como sabemos, los cuentos del Decamerón están enmarcados dentro de un triple encuadre. El nivel superior pertenece al narrador; a continuación interviene el rey de cada jornada, quien da la palabra al personaje que va a contar definitivamente el cuento.
Ahora quien interviene es el responsable del segundo nivel, es decir, Filostrato. En su intervención, como ocurre en los textos dialogados, abundan los términos relacionados con la 1ª persona: verbos (quiero, siento, comenzaré a sentir), pronombres (yo, me), determinantes posesivos (mis).
Utiliza diminutivos propios del lenguaje familiar (partecillas), y una metáfora (algún rocío comenzaré a sentir sobre mis llamas).
El tercer párrafo corresponde nuevamente al plano superior del narrador absoluto del Decamerón. Ahora focaliza su atención en Pampínea. Como el narrador es omnisciente, se permite trasladar el mundo interior del personaje, penetra en sus pensamientos.
Nuevamente predominan los verbos en 3ª persona del singular (le tocaba, conoció, se dispuso, comenzó).
Utiliza los mismos sinónimos que en el párrafo anterior (rey, compañeras).
Utiliza mecanismos de sustitución tales como la pronominalización en ella, para referirse a Pampínea; y las (contentarlas, las hiciera reír) para referirse a las compañeras.
También hay hipérbaton. Es muy violento y dificulta la comprensión del sentido del texto. Quizá se trae de una traducción inapropiada.
El cuarto párrafo y último es coloquial. Pertenece a lo que hemos llamado tercer nivel o encuadre, es decir, cuando uno de los diez personajes se dispone a narrar su cuento.
Es un texto más expositivo que narrativo, ya que la narradora está exponiendo el propósito del cuento (demostrar la hipocresía de los religiosos).
Hay un exceso de uso del recurso de la sustitución por pronominalización al referirse con los pronombres los cuales, ellos, otros y los demás a los religiosos y a los fieles repectivamente, lo que hace que el sentido del texto sea farragoso y difícil de entender.
Al referirse a la falsedad del comportamiento de las personas, abundan las series de adjetivos pertenecientes a campos semánticos opuestos; por un lado, malvado, mal, altanerísimos, ásperos, vicios; por otro, buenos, pálidas, mansos, humildes, salvación.
Se trata, por tanto de un texto vivo y complejo, en el que se usan tres tipos distintos de registros (narrativo, coloquial, expositivo). La dificultad aumenta por un uso excesivo del hipérbaton y de la pronominalización; quizá debido a una traducción deficiente.
Los personajes que aparecen son:
Filostrato: rey de esta jornada y alter ego del propio Boccaccio. Aparece caracterizado como amante desengañado e inflexible.
Pampínea: es la narradora más perspicaz y decidida. Recordemos que cuando las siete mujeres se encuentran en el claustro de Santa María Novella es quien decide retirarse una villa de las afueras e invita a los tres jóvenes (Filostrato, Pánfilo y Dioneo) a unirse a ellas. Su carácter desenvuelto se refleja al desobedecer al rey.
El tiempo en que transcurre este fragmento es el cuarto de los diez días.

3.Exponga la valoración personal y comente la influencia de Bocaccio en la cultura occidental

Hacia finales del siglo XV, Florencia y algunas otras ciudades italianas se convierten en escenarios de un florecimiento cultural sin igual en la historia de Occidente. Los orígenes de esta era de esplendor, que sella el fin del medioevo feudal del escolasticismo, se remontan al interés de algunos literatos del siglo anterior en el mundo de los antiguos griegos y romanos. Dante, Petrarca y Boccaccio figuran entre los precursores que, bajo el influjo de los textos clásicos y del espíritu renovador de san Francisco de Asís, anticipan en el XIV una nueva concepción del mundo centrada en el hombre y en sus posibilidades creadoras.
En su obra, Dante no solo reflejó la mentalidad profundamente cristiana de su época, sino que la Divina Commedia definió, además, el destino de la literatura italiana, dando lustre artístico a todas las formas literarias que la Edad Media había producido. Con el interés por los clásicos y la novedad de los sentimientos humanos que reflejó en una poesía de muy estudiada elegancia, Petrarca fue el primer humanista. Finalmente, el Decameron rompió con la conservadora tradición literaria de relatos místicos e hizo de Boccaccio el padre de la novela moderna al desarrollar el tradicional cuento medieval infundiéndole una dote psicológica de la que carecía hasta ese momento, presentando al ser humano como lo que es: una persona con virtudes y defectos, con sus penas y sus glorias.
Los tres autores sentaron las bases tanto del Humanismo como del Renacimiento y son considerados los padres de la literatura italiana de todos los tiempos.
Los cuentos del Decamerón fueron inmediatamente divulgados en toda Europa. En copias bellamente ilustradas. Aunque el autor, que al final de su vida sufrió un arrebato místico que le hizo arrepentirse de su obra, no pudo evitar su difusión y traducción a todos los idiomas europeos.
La huella de Boccacccio la encontramos en España en El Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, en la colección de cuentos El Patrañuelo, de Juan Timoneda, la colección anónima El Crotalón y Cervantes (Novelas Ejemplares, El Quijote) y en multitud de comedias del Siglo de Oro. Lo mismo ocurre en otras literaturas. Primero circuló en multitud de copias manuscritas y su fama hizo que fuera uno de los primeros libros en verse impreso (1483). Boccaccio inspira a Margarita de Navarra (Heptameron), a Moliére y a Shakespeare.
La colección de cuentos ofrece una visión completa de todas las clases sociales y de todas las regiones de Italia, que Boccaccio bien conocía por sus actividades comerciales. E un precedente de la Comedia Humana, de Balzac, que también ofrece en una serie de novelas un fresco completo de Francia en el siglo XIX.
La obra de Boccaccio ha sido llevada al cine normalmente en pelíclulas eróticas de baja calidad, pero son de destacar las adaptaciones de Pier Palo Pasolini (1972), Pilar Miró, para TVE, o la muy reciente versión Aprendiz de Caballero (2007).
Además de la huella directa en los argumentos de algunas obras, la pervivencia de Boccaccio es notoria en la mirada sobre dos temas que hemos desarrollado en las preguntas anteriores: la mujer y el clero.
Respecto a la mujer, es sabido que la intención del Decamerón es denunciar la postración a que se ven recluidas y las invita a rebelarse, aunque sea mediante engaños, como hacen las protagonistas de sus novelas. Como dice en el Proemio, es injusto que la mujer se vea privada de la libertad de la que disfrutan los hombres, y estén sometidas a sus esposos, padres o hermanos.
Boccaccio tenía muy diversas fobias: contra los ricos, el clero, el catolicismo, las monjas y los hombres estúpidos con mujeres bellas, que los burlaban con sus adulterios. Muchas de sus historias son sobre este tipo de gente y sus pecados. Especialmente muestra de forma cruda los vicios del clero, especialmente los que tocan a la avaricia y al sexo. Toda la obra es un canto a la vida y a la juventud, y una denuncia a quienes pretenden sofocarla.
Las denuncias de abundantes casos de pederastia cometidos por sacerdotes aireados por los medios de comunicación, trae al primer plano la hipocresía del clero que, entre burlas, denunciara Boccaccio. A pesar de haber sido reconocido y condenado por el propio Papa, las asociaciones de víctimas de abusos sexuales consideran que la reacción de la jerarquía ha sido tibia, incluso se habla de encubrimiento cuando se limita a trasladar a los culpables de destino o chantajear a las víctimas. Etc........

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