Diputados del distrito de Guadix (1846-1923)
La ley electoral de 1846 dividía la circunscripción
de la provincia de Granada en once distritos, uno de los cuales correspondía a
la comarca de Guadix (de la que se excluyen los pueblos del Marquesado y La
Peza, que se asignan al distrito de Baza). A lo largo de setenta y siete años, treinta
y tres diputados representaron a nuestra ciudad en el Congreso de Diputados.
En la década de
los años 50 se suceden seis diputados, generalmente pertenecientes al partido
moderado dirigido por el general Narváez, y, hasta la llegada de Pedro Antonio
de Alarcón, siempre serán políticos “cuneros”, normalmente militares y
aristócratas acomodados a este distrito por no encontrar sitio en otro,
pero
sin ningún interés por la ciudad a la que representan, y donde son bien
recibidos y halagados por los votantes, que, no lo olvidemos, en aquella
democracia censitaria pertenecen a las clases altas, a los propietarios ricos y
al abundante clero de la ciudad catedralicia y se mostraban agradecidos a los
políticos de alto rango que les devolvían los votos en forma de favores
personales.
I. LOS DIPUTADOS DE LA CAMARILLA DE LA REINA ISABEL II
La corte de Isabel II vista por los hermenos Bécquer |
Joaquín Osorio Silva, conde de Corzana y Grande de
España, fue elegido diputado en 1857, pero el mismo día que iba a tomar
posesión de su escaño, un desafortunado incidente terminó con su vida. Recibió
del general Narváez la orden de velar por la entrada en la alcoba de la reina
Isabel II, que se encontraba con su amante oficial, Enrique Puig Moltó
(unánimemente considerado el padre de Alfonso XII), cuando reclamó la entrada
el rey consorte, Francisco de Asís, al
que acompañaba el general Joaquín Urbiztondo. Se produjo una reyerta por la
insistencia del rey de entrar en el dormitorio de su esposa, a consecuencia de
la cual murieron el frustrado diputado, en el acto, y posteriormente
Urbiztondo; según unas versiones, víctima
de las heridas del conde, y según otras, por las que le infringió posteriormente el general Narváez.
de las heridas del conde, y según otras, por las que le infringió posteriormente el general Narváez.
Rafael León Navarrete lo sustituyó. Tiene un perfil
muy parecido a su predecesor. Era un prestigioso general, hermano del bravo y
famoso Diego de León, y pertenecía también a la “camarilla” de Narváez. Su
fidelidad inquebrantable a la reina regente María Cristina, frente a Espartero,
le valió el cargo de ayudante de cámara de la infanta Luisa Fernanda.
José Antonio Gutiérrez de la Vega Moncloa es también
un diputado moderado, pero a diferencia de los anteriores no pertenecía ni al
mundo de la aristocracia ni del ejército, sino a la alta burguesía sevillana y es un adinerado emprendedor que
tuvo distintas iniciativas periodísticas, ligadas a la literatura, la medicina
o al mundo de la caza y la agricultura. Fue gobernador civil de Granada y de
Madrid, donde se hizo tristemente famoso por ser responsable de la violenta
represión de “la noche de San Daniel”. Aparece como personaje en la novela de
Pérez Galdós “La de los tristes destinos”, dando su protección a amigos
liberales, a pesar de su moderantismo.
Tenemos que esperar al final de la década para
encontrarnos con un diputado liberal, Joaquín Hazañas, del partido Unión Liberal del general
O’Donnell, que repetiría escaño en 1860. Lo abandonó en 1861 al ser nombrado
Jefe de la Administración de la Fábrica de Tabacos de Sevilla. Es padre del
eminente bibliófilo Joaquín Hazañas de la Rúa y hermano de Manuel Hazañas, quien
también sería diputado por Guadix y que, ¡por fin!, tuvo una intervención decisiva
en la historia de la ciudad, siquiera por ser el descubridor y primer mentor de
Pedro Antonio de Alarcón, quien retrató
a esta clase política en “El Niño de la Bola”, la misma que hay en todas “las poblaciones
subalternas de Europa, y especialmente en las estacionarias y vetustas como
aquella ciudad”, en la que no falta una clase minoritaria ilustrada y
progresista reunida en la botica de la plaza de las Palomas.
II. EL TRIUNFO DE LOS LIBERALES (AÑOS 60)
El siglo XIX fue especialmente convulso para la historia de España y la década de los
60 la encrucijada de todas las crisis del siglo. En esa década Pedro Antonio de
Alarcón ya no es el adolescente curioso asiduo de las tertulias liberales de la
rebotica de la Plaza e las Palomas. Ahora tiene treinta años, ha viajado por
Europa y Marruecos, es el periodista de moda en Madrid y será el más conocido diputado
por Guadix. Pero no fue el único.
Las primeras elecciones de la década fueron en noviembre de 1863, después de que la reina
nombrara al general Narváez presidente de gobierno por sexta vez, a pesar de
que la mayoría del parlamento era liberal, por eso no se presentaron a las elecciones
y salió mayoría moderada en toda España.
En Guadix triunfó Joaquín Agrela, quien había nacido en Granada en 1816. En 1860 trajo
de Inglaterra unos molinos para molturar caña de azúcar y creó la fábrica
Nuestra Señora del Rosario de Salobreña. Diputado por el Partido Moderado solo
intervino en la Comisión de Etiquetas para preparar la recepción de los reyes
en la sesión de apertura. También fundó
un banco local y su familia construyó el famoso Palacio de los Patos en la
calle Recogidas de la capital.
Al año siguiente hubo nuevas
elecciones, el 22 de noviembre de 1864, y Pedro
Antonio de Alarcón inicia una intensa carrera política que se prolongará
durante ocho años en los que dejará de lado la actividad literaria al
presentarse por la Unión Liberal, y obtener el escaño, aunque la mayoría en el
país fue moderada y se mantuvo el gobierno de Narváez. Pero la crisis política
provocada por la virulenta represión de la manifestación estudiantil llamada la Noche
de San Daniel y la crisis financiera de las compañías ferroviarias provocaron
el cambio de gobierno, el nuevo advenimiento de O’Donnel y la convocatoria de
nuevas elecciones, previsiblemente ventajosas para los liberales.
El cambio de la Ley
Electoral otorgaba a Guadix cuatro diputados y el 28 de noviembre de 1865 vaticinaba el diario de
Madrid La Época: En la circunscripción de
Guadix, provincia de Granada, está asegurado el triunfo de la candidatura
unionista, compuesta de los Sres. D. Pedro Antonio de Alarcón, D. Manuel María
Hazañas, D. José Cordón y Cabrera y el vizconde del Pontón. Contaba con la oposición de la candidatura
progresista encabezada por Domingo
Hidalgo y la moderada de Luis Bessieres.
Efectivamente, triunfaron los cuatro candidatos
liberales cuyos datos biográficos son:
era de Cádiz, pero estaba
enraizado en Guadix, por lo que algunas biografías lo hacen oriundo de nuestra
ciudad. Liberal y aventurero, en 1848 fue encarcelado tras los incidentes
ocurridos el domingo 26 de marzo en las barricadas de la calle Peligros de
Madrid. Vivía entonces en la pensión de
Antonia Onrubia Navarrete en la calle Carretas, que era nido de liberales. Por ello, Narváez quiso fusilar a la que luego sería amante de Ronconi y protectora de los jóvenes granadinos de La Cuerda. La prisión le fue conmutada al joven revolucionario por el confinamiento en Guadix. Su presencia fue providencial para Alarcón, pues el revolucionario romántico se convirtió en ídolo del adolescente y también en mecenas al fundar El Eco de Occidente, revista que alcanzó los setecientos suscriptores, y que dirigieron Torcuato Tárrago y Pedro Antonio de Alarcón. Luego fue nombrado Director General de Loterías. Durante su destierro en Guadix escribió la novela “El capitán del bergantín Saeta”, en la que Manuel Palacio ve la pluma del jovencísimo Alarcón. En 1860 fue diputado por Baza (el mismo año su hermano lo fue de Guadix y Martínez de la Rosa Rosa de Granada). Esta convocatoria fue muy discutida, porque la mesa electoral estaba en lasa del secretario del ayuntamiento, que era pariente del diputado y además donde él vivía.
Antonia Onrubia Navarrete en la calle Carretas, que era nido de liberales. Por ello, Narváez quiso fusilar a la que luego sería amante de Ronconi y protectora de los jóvenes granadinos de La Cuerda. La prisión le fue conmutada al joven revolucionario por el confinamiento en Guadix. Su presencia fue providencial para Alarcón, pues el revolucionario romántico se convirtió en ídolo del adolescente y también en mecenas al fundar El Eco de Occidente, revista que alcanzó los setecientos suscriptores, y que dirigieron Torcuato Tárrago y Pedro Antonio de Alarcón. Luego fue nombrado Director General de Loterías. Durante su destierro en Guadix escribió la novela “El capitán del bergantín Saeta”, en la que Manuel Palacio ve la pluma del jovencísimo Alarcón. En 1860 fue diputado por Baza (el mismo año su hermano lo fue de Guadix y Martínez de la Rosa Rosa de Granada). Esta convocatoria fue muy discutida, porque la mesa electoral estaba en lasa del secretario del ayuntamiento, que era pariente del diputado y además donde él vivía.
Emilio Alcalá Galiano y Valencia era Conde de
Casa Valencia y Vizconde del Pontón. Nació en Madrid en 1831. Diplomático, fue enviado a Washington en 1854
como agregado de la embajada. Luego
estuvo en México y Lisboa. Diputado moderado, apenas estuvo un año de diputado
por ser elegido ministro en 1865. También fue académico. Falleció en 1914.
José Cordón y Cabrera era natural de Lucena y falleció solo un mes después de las
elecciones.
En 1866 la reina destituyó a O’Donnell por negarse
este a conceder favores económicos al entorno familiar de Isabel II y volvió a
nombrar por séptima vez al general Narváez, que declaró en la Cortes que la prioridad
era «la cuestión del orden público, la que interesa a todos los españoles»
y a continuación decretó el cierre temporal del parlamento.
Este
y otros abusos provocaron que un grupo de 121 diputados intentara hacer llegar
a la reina su protesta en forma de manifiesto. Los firmantes del escrito fueron
desterrados y Alarcón se fue a París en noviembre de 1866. En marzo, una
vez celebradas las elecciones el día 10,
pudo volver a España, pero confinado en Granada.
Ganaron los moderados Luis Bessieres y Portas (1810-1875),
barcelonés, general carlista que ya
había sido diputado por Guadix en 1853 y que destacó en 1861 por su crueldad en
la represión de la rebelión de Pérez del Álamo en Loja. Fue nombrado gobernador
militar de Jaén. Su hijo Emilio, casado con la condesa-duquesa de Osuna
protagonizó un sonado divorcio de su esposa y un escándalo al ser condenado por
crear una fábrica de moneda falsa en Guadix.
Federico Fernández San Román nació en Zaragoza
en 1823. Era marqués de San Román. Historiador y militar (Batalla de San
Quintin, 1863). También compuso zarzuelas (Del dicho al hecho) y obras de teatro como Aragón y Castilla y
Una perla en el fango (1852). Dirigió la revista La Asamblea del Ejército entre
1858 y 1859.
Isidoro Lora Pérez, nació en Loja. Estudió
Derecho en Madrid. En 1863 y 1864 vivía
en Granada e interviene en el Liceo
Literario y la Academia de Jurisprudencia de la ciudad. Mantiene
correspondencia con Narváez manteniéndolo al corriente de las noticias de
Granada. También fue diputado por Santa
Fe. Protegido por Narváez, en 1867 era el subsecretario de la Presidencia del
Consejo de Ministros.
José Martínez Mantecón era uno de los grandes
propietarios de Granada y médico reputado. Alcalde de Motril y casado con Cándida
Roda perteneciente a una familia de terratenientes de la Alpujarra. Padre de José Martínez de Roda.
Después de la
Revolución de septiembre de 1868 se convocaron elecciones constituyentes el 15
de enero de 1869, caracterizadas por ser las primeras con sufragio universal
masculino y en las que vencerá Pedro Antonio de Alarcón y ya nombrado
rey Amadeo I de Saboya vuelven a
celebrarse elecciones el 8 de marzo de 1871
organizadas por el gobierno progresista presidido por el general
Serrano. Ganará en Guadix nuevamente Alarcón.
III. LA REVOLUCIÓN Y LA RESTAURACIÓN (AÑOS 70 y 80)
En la
década de los setenta se suceden tres regímenes en España: el reinado de Amadeo
I de Saboya, la I República y la Restauración de los Borbones con Alfonso XIII.
Guadix mantiene su distrito electoral y
con la llegada del sufragio universal masculino frente al anterior
sistema censitario se encona la lucha entre los liberales tradicionales y los
republicanos; que se mueven alrededor de Pedro Antonio de Alarcón, que mueve
los hilos desde Madrid, a través de sus hermanos, y de Requena Espinar respectivamente.
En marzo
de 1872 Pedro Antonio de Alarcón perdió
las elecciones en favor de Antonio Quevedo Donis, un político favorecido
por el gobernador civil, que cometió un caso
flagrante de estafa que fue denunciada por el escritor, aunque antes de
que se resolviera la demanda, fueron disueltas las Cortes y convocadas nuevas
elecciones para agosto del mismo año sin que el diputado por Guadix ocupara su
escaño más que una sola vez. Por su parte, Pedro Antonio de Alarcón ya no volverá a ser
diputado, aunque seguirá representando a la provincia de Granada en el Senado.
Allí intervendrá a favor del reconocimiento de Italia, la abolición de la
esclavitud, el tendido de la red ferroviaria a Extremadura (era Delegado de Ferrocarriles Extremeños) y a
Almería, etc.
Don
Antonio Quevedo había sido alcalde de Barcelona y ha pasado a la historia como
autor de la primera historia de la Guardia Civil, escrita en 1858, solo catorce
años después de fundarse el benemérito cuerpo por el general Narváez en 1844.
En las
elecciones de agosto del mismo año 1872 consiguió el acta de diputado por Guadix el
político liberal Antonio Sánchez Yago en dura pugna con el candidato
republicano, el periodista local José Requena Espinar. Según relató este en El
Accitano, la pugna fue verdadera batalla campal en la que los apoderados de
aquel asaltaron a sus secretarios para robarles las actas conseguidas, siendo
atendidos en el hospital de sangre que, como si se tratara de una guerra, se
había dispuesto en la casa que había delante de la fachada de la catedral donde
hoy hay una plaza.
Era don Antonio Sánchez-Yago (1827-1879) abogado
natural de Montejícar, pariente de Paulina Contreras, la mujer de
Pedro Antonio, a cuyo círculo de intereses pertenecía. Su hermano Domingo fue también prestigioso
abogado y un combativo diputado republicano. Ambos hermanos tuvieron que
dirimir sus diferencias en el Congreso durante la convulsa etapa de la I República.
Ya durante
la Restauración, con la nueva Constitución, mantuvo Guadix su jurisdicción y su
primer diputado volvió a ser alguien totalmente ajeno a la ciudad, el veterano
político de Elche Francisco Botella Andrés, perteneciente desde los
tiempos de Narváez al partido moderado, que fue nombrado Director General de
Aduanas por su apoyo a la causa de Alfonso XII y posteriormente gobernador
civil de Valencia. Fue además autor de obras teatrales muy populares, aunque de
escaso valor. Luego fue senador y falleció en 1903.
En las elecciones de abril de 1879 obtuvo el acta por
Guadix otro amigo personal de Pedro Antonio de Alarcón, el político alpujarreño
Arcadio Roda Rivas, abogado, escritor
y periodista, que antes había
sido diputado por Almería, y pertenecía a la familia más influyente de la
Alpujarra.
Ocupó los
cargos de Director General de
Beneficiencia y de Hacienda, consejero de la empresa de ferrocarriles
del Noroeste de España y presidente de la del Sur de España, en 1895 logró,
junto con otros almerienses, que el ferrocarril llegase a Almería. Asimismo fue
artífice de la carretera de la Alpujarra.
Ya en la
década de los 80, consolidado el régimen de turno pacífico de Cánovas y Sagasta
se sucedieron los representantes del
capitalismo caciquil andaluz, pertenecientes al Partido Liberal, heredero de la
Unión Liberal de Alarcón, ajenos a la ciudad
del Niño de la Bola, a la que no aportan nada.
Al cacique granadino sucedió un cacique jienense, Juan Montilla y Adán pertenecía al Partido Liberal de Sagasta y del
general Serrano, y después de Guadix fue diputado por Granada y por Jaén. Fue
director general de Correos, organismo que reformó inteligentemente, y luego
ministro de Justicia, donde propugnó la abolición de la pena de muerte en
España.
Y como no
hay dos sin tres, al cacique jienense le siguió otro cacique malacitano, el
aristócrata Manuel Loring y Heredia,
diputado en las elecciones de 1884. Su familia constituía parte de las élites
caciquiles andaluzas que se enriquecieron al amparo de las concesiones de obras
públicas (especialmente ferrocarriles) otorgados por un poder político que
utilizaban en beneficio propio. Fueron denunciados sus usos ilícitos de los
fondos de los impositores en la Caja de Ahorros de Málaga, el joven diputado discutió
con el periodista denunciante, Francisco García Peláez, en el Café Inglés de la Plaza del Siglo y en
la reyerta recibió tres tiros mortales, en un suceso que conmovió a todo el
país. Su familia era dueña de la conocida finca “La Concepción” de la capital
de la Costa del Sol.
Todavía otro
diputado ilustre buen amigo de Pedro Antonio de Alarcón obtendría el acta de
diputado por Guadix en el siglo XIX, y en dos ocasiones, el gran Ramón Rodríguez
Correa
que fue un escritor,
periodista y político español. Formó parte en su juventud del grupo de jóvenes bohemios de la Colonia Granadina que se creó en Madrid alrededor de Alarcón, que lo llamaba cariñosamente “Correíta”, y con quien emprendió múltiples iniciativas periodísticas y literarias. Quizá ha pasado a la historia de la literatura por ser muy tempranamente el principal valedor de la figura de Bécquer, de quien editó y prologó la primera edición de sus obras para auxiliar económicamente a la desvalida familia del poeta sevillano prematuramente desaparecido; y ha quedado en segundo plano su propia obra. Además de político (fue diputado otras cinco veces por distintos distritos y alto funcionario de Hacienda), era famoso por sus cuentos, sus letras de canciones populares, sus artículos periodísticos (por los que fue calificado de “intencionado, satírico y sangriento”) y su capacidad oratoria, que, a juicio del conde Romanones, superaba incluso a Castelar. Murió en 1894 siendo diputado por Guadix.
periodista y político español. Formó parte en su juventud del grupo de jóvenes bohemios de la Colonia Granadina que se creó en Madrid alrededor de Alarcón, que lo llamaba cariñosamente “Correíta”, y con quien emprendió múltiples iniciativas periodísticas y literarias. Quizá ha pasado a la historia de la literatura por ser muy tempranamente el principal valedor de la figura de Bécquer, de quien editó y prologó la primera edición de sus obras para auxiliar económicamente a la desvalida familia del poeta sevillano prematuramente desaparecido; y ha quedado en segundo plano su propia obra. Además de político (fue diputado otras cinco veces por distintos distritos y alto funcionario de Hacienda), era famoso por sus cuentos, sus letras de canciones populares, sus artículos periodísticos (por los que fue calificado de “intencionado, satírico y sangriento”) y su capacidad oratoria, que, a juicio del conde Romanones, superaba incluso a Castelar. Murió en 1894 siendo diputado por Guadix.
Su
lugar fue ocupado por Nicolás Gallego
Grisso, de quien no tenemos más noticias que visitó Guadix con su familia
en 1897, cuando ya había dejado de ser diputado (El Accitano, 31 de
octubre de 1897).
IV. LOS ENCASILLADOS (LA DEMOCRACIA DE ALFONSO XIII)
La ley electoral de
1890 en su artículo 1 proclamaba como electores a todos los varones mayores de
25 años con más de dos años de residencia en España y suprime la condición de
haber contribuido al Tesoro con un
mínimo de 25 pesetas anuales como mínimo, que marcaba la Ley Electoral de 1878.
Esta medida hizo que aumentara el número de votantes de 850.000 a 4.800.000 y,
por tanto, abrió nuevas perspectivas a los movimientos obreros que empezaron a
aspirar a estar representados en el Congreso. Sin embargo este impulso apenas se dejó sentir en las
zonas rurales como Guadix. El gobierno de turno se reservaba la adjudicación de un distrito a un candidato
afín para conseguir una mayoría que apoyara sus medidas. Esta política se
llamaba el encasillado, e implica un pacto que satisfacía al partido gobernante
y a la oposición, a la que también se le asignaban unos los escaños. A la
casilla de Guadix se le asignó a lo largo de estos años diputados conservadores de la facción de
los Marín de la Bárcena durante veinte años, por los diez que correspondieron a los diputados liberales José Bastida,
Francisco Angulo y Manzano Alfaro.
El golpe de estado del
general Primo de Rivera en 1923 suspendió el sistema democrático
provisionalmente y cuando se recuperó, ya nunca hubo suscripciones electorales
por distritos, como el de Guadix, sustituidos por las circunscripciones
provinciales tanto con la II República como con la Constitución de 1978.
En Granada Natalio
Rivas y Juan Ramón de La Chica dirigían el partido liberal y el marqués de
Portago y las sagas de los Agrela y los
Rodríguez-Acosta el partido conservador. La degradación del sistema
democrático hizo que en varios distritos se presentara un único candidato
y fueran frecuentes las alteraciones del
escrutinio de los votos emitidos. Como las denuncias las “resolvía” una
comisión del Congreso, y además no merecían castigos penales, casi nunca eran
atendidas, hasta que se derivaron a los tribunales ordinarios, a partir de 1907. Entonces el Tribunal Supremo emitió
sobre el distrito de Guadix el siguiente dictamen vergonzoso y sonrojante para
los accitanos, después de que se anularan sus actas hasta por tres veces: “La
perversión de las costumbres públicas de esa comarca es de tal naturaleza que
la hace indigna, indefinidamente, de representación parlamentaria; lástima que
en la ley no haya términos hábiles para proponerla” (10-6-1910). También Ortega
y Gasset se hace eco de la degradación de la democracia en Granada cuando
concluye que en Granada “la realidad es como en Marruecos, literalmente”
(“Balada de Boabdil La Chica”, El Sol, 13-II-1920).
Los elegidos por el
distrito de Guadix fueron sucesivamente José
de la Bastida y Fernández Espino (1893 y 1894), un político “cunero”, yerno del que fuera
presidente del Consejo de Ministros y jefe del Partido Liberal, Segismundo
Moret. Era de Montoro y estaba afincado en Chipiona, donde el Ayuntamiento le
cedió una amplia extensión de terreno comunal en la playa junto al monasterio
de la Virgen de la Regla para que construyera una barriada de hoteles. Tenemos
que reconocer que la corrupción de aquellos próceres de la patria dejaba a
nuestros corruptos contemporáneos a la altura de meros aficionados. Murió en
Madrid (calle Génova, 1) el 21-VI de 1907.
Le sucedió
en las elecciones de 1896 otro liberal, Francisco
de Angulo Prados (1896). Era Decano del Colegio de Abogados de Granada y
fue concejal de Granada por la coalición progresista que, presidida por Melchor Almagro, reunió a liberales y republicanos (como José
López Muñoz, profesor del instituto de enseñanza media)
A partir de entonces,
durante las siguientes cinco convocatorias electorales habidas hasta 1823 se
asignan a Guadix diputados conservadores, empezando por el factótum del partido
ciervista Antonio Marín de la
Bárcena (1898, 1899, 1903, 1905, 1907). Juan de la Cierva representa la hegemonía en el partido conservador del caciquismo basado en la fidelidad de redes familiares y empresariales.
Bárcena (1898, 1899, 1903, 1905, 1907). Juan de la Cierva representa la hegemonía en el partido conservador del caciquismo basado en la fidelidad de redes familiares y empresariales.
Marín de la Bárcena era
natural de La Zubia, se licenció en Derecho por la Universidad de Granada y
obtuvo una plaza por oposición en el
Cuerpo Jurídico Militar, después de ocupar varios destinos alcanzó los puestos
de fiscal togado y teniente fiscal en el Consejo Supremo de Guerra y Marina.
Estuvo destinado en Cuba, donde se casó con una rica criolla, se incorporó a la
oligarquía financiera e inició su carrera política como diputado por aquella
circunscripción, hasta la pérdida de la colonia en 1898, siendo entonces cuando
ocupó el escaño por Guadix. Después de diez años de diputado fue nombrado
senador vitalicio y accedió a la presidencia del Tribunal Supremo el 25 de
abril de 1930, falleciendo el 6 de octubre del mismo año.
Antonio Manzano Alfaro (1910), liberal de la facción del conde
Romanones, estudió Derecho en Granada.
Casado con la marquesa de Salinas, doña María Auristela Guinea y Valdivielso.
Fue gobernador civil de Tenerife (1898), Guipúzcoa y Barcelona (1902). Pertenecía
a la burguesía liberal granadina, y su
hermana Josefa estaba casada con Fernando Wilhelmi (cuya hija se casaría
con el secretario del PSOE y luego ministro republicano, Fernando de los Ríos).
En estas elecciones
cruzaron distintas denuncias tanto el candidato liberal vencedor citado como
Antonio Marín Hervás, candidato conservador
perdedor. El periódico El Accitano publicó el 24 de junio de 1910 una
hoja suelta en la que reprodujo las conclusiones a que llegó la investigación
del Tribunal Supremo. Realmente parece increíble que se pudiera conculcar la
ley tantas veces durante una jornada electoral. Se consideran hechos probados
la constitución de colegios clandestinos, actos de coacción y agresiones por
parte de los delegados, falsificación de firmas, intervención del presidente de
la Junta Local cesado por el Gobernador Civil, negativa de algunos alcaldes de
montar las mesas electorales en los lugares asignados (escuelas o pósitos) y
establecerlos en sus casas particulares, sustitución arbitraria de presidentes
y adjuntos de mesas, intervención de hombres armados con escopetas y palos,
desautorización de actas notariales, duplicación manipulada de listas de
electores, encarcelamiento de apoderados y prohibición de usar el telégrafo en
Guadix, detención en la jornada electoral de tres notarios, inclusión en el
censo de numerosos electores difuntos, ejercicio del voto fuera de plazo, emisión
de actas en blanco para que las rellenara el gobernador civil, compra de votos y
un largo etcétera de irregularidades. Estaba justificado el exabrupto del juez
de considerar a la comarca indigna para la democracia a perpetuidad.
Eduardo Moreno Agrela (1914), conservador. Era hijo de Eduardo Moreno
y Filomena Agrela, ricos azucareros que construyeron en 1890
el famoso Palacio de los Patos.
Pertenecía a la élite granadina industrial y financiera y era propietario de
azucareras, fábricas textiles y la Compañía General de Electricidad. Lideraban
entonces el partido en Guadix Ricardo Burgos, Torcuato García Ochoa, Adrián Caballero
Magán, José Cañas Castillo y Juan Casas Miranda, quienes repartieron “mil y
pico de duros” de don Eduardo entre los votantes (El Defensor de Granada,
8-III- 1914).
Cristóbal Pérez del Pulgar y Ramírez de Arellano (1916), teniente coronel de caballería,
destacado carlista y marqués del
Albaicín, título creado por Alfonso XIII en 1911, completó la transición entre
los dos “Marines”, padre e hijo.
Antonio Marín Hervás (1918, 1920, 1923), hijo de Antonio Marín de la
Bárcena, será el último representante del distrito de Guadix. Cuando La Cierva
da un mitin en Granada en el teatro Cervantes de Granada en junio de 1920,
Martín Hervás ofrece el discurso de bienvenida como destacado dirigente de esta
facción. Ingeniero de Minas, tenía
espíritu aventurero y emprendedor, y realizó importantes investigaciones en la
aeronáutica. Proclamado en 23 sin elecciones, ocupó durante la dictadura de
Primo de Rivera la dirección de la escuela oficial de pilotos en régimen de
monopolio y promovió la construcción de los primeros aviones españoles a través
de la Compañía Española de Aviación, con capital de la francesa Compagnie
Aerienne Française, que sería el embrión de la compañía nacional Iberia.
Por último, debemos hacer
mención al accitano de adopción Leonardo
Ortega Andrés.
Nacido en Bentarique en 1856. Su padre era un hacendado rico, amigo de Prim y de Ruiz Zorrilla. Su madre era hermana del gobernador civil de Almería y antiguo combatiente liberal, José Andrés Tortosa. Estudió interno en Baeza y Granada, donde obtuvo el título de bachiller en 1879. Se licenció en Derecho en la Universidad Central de Madrid.
Nacido en Bentarique en 1856. Su padre era un hacendado rico, amigo de Prim y de Ruiz Zorrilla. Su madre era hermana del gobernador civil de Almería y antiguo combatiente liberal, José Andrés Tortosa. Estudió interno en Baeza y Granada, donde obtuvo el título de bachiller en 1879. Se licenció en Derecho en la Universidad Central de Madrid.
Al licenciarse se trasladó a
Guadix donde se instaló y se convirtió en un accitano más a lo largo de más de
veinte años, aquí ejerció su profesión y adquirió prestigio en toda la
provincia como líder republicano. En 1903 ganó las elecciones al Congreso por
Granada, aunque el Gobierno Civil tardó tres días en reconocer su triunfo por
el intento grosero de don Manuel Rodríguez Acosta de alterar las actas. Otra vez sufrió la misma situación en 1910,
cuando le ofrecieron como compensación una senaturía, que rechazó, a la vez que
llamaba a la calma a sus seguidores. Era gran orador y electrizaba a las
multitudes. Rico propietario de minas y generoso, pronto se convirtió en jefe
de los republicanos granadinos y una figura señera del republicanismo nacional,
así como en blanco de las chanzas de los círculos religiosos como del padre
Manjón. En Madrid se casó con la hija del destacado dirigente republicano y
también diputado Manuel Llano y Persi y
mantuvo siempre una encendida defensa de sus ideales desde su domicilio de la
capital en Montalbán, 3, donde murió arruinado con una pequeña pensión que le
procuró del Congreso Lerroux.
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