HISTORIETAS NACIONALES, 14 ES DIFÍCIL SER REPUBLICANO EN GUADIX: LEONARDO ORTEGA ANDRÉS (1856-1926)



Las ciudades catedralicias como Guadix  tienen que soportar la presencia del clero en todas las actividades sociales. De ahí el mérito que hay que otorgar a los círculos republicanos de nuestra ciudad, esos que Pedro Antonio de Alarcón (republicano arrepentido) satiriza en la figura de don Trajano Pericles de Mirabel y Salmerón (El Niño de la bola) y que representan  dignamente, por su proyección nacional, el maestro don José Aguilera López y el abogado Leonardo Ortega Andrés. Tenemos además que mencionar a José Requena Espinar, si bien este, más indolente, pero no menos entusiasta republicano,  prefirió acomodarse a pasar su existencia ceñida a Guadix.



Leonardo Ortega Andrés es accitano de adopción.  Se instaló en Guadix en 1885 y residiría en la ciudad veinte años, derrochando energía y generosidad. Nacido en Bentarique, pertenecía a una  familia propietaria de varios complejos mineros en la zona del Andarax y la Alpujarra y muy influyente en la vida política de Almería desde la época del general Riego. Su padre era amigo de Prim y de Ruiz Zorrilla y su tío materno José Andrés es uno de los mártires liberales conocidos en Almería como “los coloraos”.
Leonardo Ortega Andrés
Interesado en la minería de Guadix, compra unas explotaciones en Huéneja  e intentó atraer a una compañía inglesa para levantar unos altos hornos en el Marquesado. Además abre un despacho de abogado en Guadix y gana una reputación entre los medios republicanos de la ciudad. Espíritu radical y libre, dio muestras siempre de integridad y ni se arredraba ante nadie ni a nadie despreciaba. 
Por intermediar en la disputa del padre Poveda y don Andrés Manjón, tuvo que soportar las insidias y el sarcasmo del burgalés, que pone en duda su integridad moral por el hecho de no tener hijos (¡!).
Se casa con la accitana María de las Mercedes Villavicencio Gea y participa en la vida cultural y política de la ciudad. Colaboró en la constitución del Colegio de Abogados de Guadix, y representó al Liceo de Guadix en el homenaje que Granada ofreció a Zorrilla en 1889 en la Alhambra.
A la vez tenía despacho y residencia en Madrid, pues  En 1895 fallece su esposa y, sin abandonar sus negocios accitanos, dedica su actividad política a Granada en donde se convierte en indiscutido líder de los republicanos de la provincia y llega a ser diputado en el Congreso en 1903.
Casado con Pilar Llano, se traslada a Madrid, y tiene a su único hijo, Manuel.  Elegido presidente de la Unión Republicana, protagonizó dos sonadas campañas electorales, en donde fue víctima de dos  pucherazos escandalosos a manos de los caciques granadinos Lachica y Rodríguez-Acosta, y, aunque le ofrecen el chantaje de un puesto en el Senado a cambio de su renuncia, no acepta. La crisis tuvo repercusión incluso en la prensa extranjera.
Arruinado, sus bienes son subastados en su domicilio de la calle Montalbán, 17, principal, izquierda, por dos mil pesetas, y muere en 1926 en la indigencia, después de que Lerroux consiguiera para él una pequeña pensión del ayuntamiento madrileño.
Quienes le conocieron resaltan de él su generosidad y su desprendimiento, “todos cuantos a él han recurrido, han encontrado un amigo cariñoso y leal, servicial y diligente. Si más no ha hecho, es porque más no ha podido; pero no por falta de actividad, ni de buen deseo, nota que le caracteriza y le suma muchas y merecidas simpatías”. Responde al arquetipo de republicano íntegro. Perdió cuanto tuvo feliz y orgulloso por procurar sus ideales de buen republicano, víctima de la ley inexorable que hace irreconciliables los ideales quijotescos y el dinero.

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