CANCIÓN DEL JINETE COMENTARIO DE LUCÍA FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ IES ÁNGEL GANIVET (2º D)
Organización de las ideas del texto
Formalmente el poema tiene la
estructura de un estribillo que se repite al principio y al final, y
una parte central constituido por un romance de versos octosílabos
con rima asonante en los versos pares.
El romance se divide, a su vez, en tres partes:
La primera es descriptiva y presenta al protagonista como un
jinete, quizás un campesino que ha recogido aceitunas, en medio de
la noche, y enseguida plantea su convicción de que nunca llegará a su
destino.
El romance se divide, a su vez, en tres partes:
En la segunda parte explica que cabalga
durante toda la noche, hasta el amanecer, cuando la luna enrojece,
para llegar a Córdoba, aunque presiente que va a morir esa noche.
La tercera parte es un lamento
desgarrado por la inutilidad del esfuerzo suyo y del caballo, porque
morirá antes de llegar a Córdoba. Es el desenlace de la leve
narración.
Tema
Resumen
Un jinete cabalga durante toda la noche
por la llanura cordobesa y acompañado por la luz de la luna llena
para ir a Córdoba, cuyas torres vislumbra a lo lejos. Conforme se
acerca aumenta su certeza de que va a morir esa noche, y somete a su
caballo a un enorme esfuerzo, hasta hacerlo casi volar; pero todo
será inútil, porque morirá antes de llegar a la ciudad.
Comentario crítico
El poema pertenece a Canciones
(1927), de García Lorca. Como las otras obras obras poéticas
escritas en esta época (Romancero gitano, Poema del cante
jondo), es evidente el uso de
recursos propios de la literatura popular. Después, su estilo
derivaría hacia el predominio del surrealismo (Poeta en
Nueva York) y del clasicismo
(Sonetos del amor oscuro),
aunque, como en todos los autores de la generación del 27, se
mezclan tradición y vanguardia.
Son recursos
deudores de la lírica popular los siguientes:
Uso
del estribillo (“Córdoba./
Lejana y sola.”)
Reiteración de una palabra para crear el clima obsesivo (“Córdoba”
se repite cinco veces).
Uso de versos octosílabos y la rima asonante. Tanto la copla como el
romance se utilizan en la poesía española desde la Edad Media).
Aparición de motivos andaluces (“jaca”, “alforja”,
“aceitunas”, “Córdoba”).
Esta asimilación de temas y formas populares explican la fama y la
popularidad que ha conseguido en todo el mundo García Lorca, como
símbolo universal de Andalucía. Las trágicas circunstancias de su
muerte han contribuido a aumentar la fama del poeta, pero ya en vida
era una figura muy popular, debido a su carisma personal y a las
características de su poesía.
En la poesía domina el tema de la muerte. Se trata del tema más
repetido en la obra de García, tanto en su obra lírica como en la
teatral, en la que el destino fatal de la muerte prematura y trágica
pesa sobre la existencia de sus protagonistas. La muerte está
explícita a lo largo de la poesía, pero también está presente
debido al valor connotativo del color negro, asociado al luto (“Jaca
negra”) y de la luna que en García Lorca representa a la muerte,
porque su color lívido se asocia al color del cadáver (por ejemplo,
aparece en Romance de la luna y Bodas de sangre).
La narración en la poesía es muy leve, como en todos los romances
de García Lorca. Se trata de un armazón, de un pretexto, para poder
desarrollar su imponente imaginería alrededor de la muerte. Símbolos
y metáforas se acumulan para sugerir en el lector un mundo
misterioso y macabro. Los hechos no se narran, sino que se dan a
entender.
Como los romances antiguos, la narración es fragmentaria, no sabemos
lo que ha ocurrido antes, ni con seguridad sabemos el desenlace.
Tampoco quién es el protagonista. Puede ser un bandolero proscrito o
un sencillo campesino, que vuelve de recoger las aceitunas. Ignoramos
también qué busca en Córdoba (¿su casa, donde morir
confortablemente?, ¿su amada?, ¿su salvación?)
Lorca, en la primera estrofa, nos traslada la idea de principio de un
viaje al comenzar el poema con dos oraciones nominales que dan idea
de quietud al comienzo de la noche, cuando la luna llena ilumina el
campo. La idea de cabalgar rápidamente hasta parecer volar se da a
entender con la anáfora “por el llano, por el viento”. La luna
roja da a entender el final de la noche, cuando el sol cambia el
color de la luna. También el color rojo tiene connotaciones
trágicas. Por último, en los versos 11, 12, 13 destacan las
exclamaciones que enfatizan el reconocimiento por parte del
protagonista de que el titánico esfuerzo ha sido en vano.
La poesía reúne todos los rasgos del mito del perdedor, la persona
que se enfrenta a su destino fatal a sabiendas de que va a perder,
pero no ceja en su empeño. Es una actitud a imitar, la lucha contra
la adversidad. El esfuerzo quijotesco, aunque sea una batalla
imposible añade grandeza a la víctima del infortunio. La lección
del jinete y de su noble cabalgadura es que hay que luchar hasta el
final, aunque esté todo perdido, en medio de la noche y perseguido
con saña por la mala suerte, la persona tiene que mostrarse siempre
“valeroso”, como el caballo del jinete.
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