HISTORIETAS LOCALES, 15. MUHAMMAD V EL DE GUADIX

El sultán nazarí Muhammad V fue llamado erróneamente “el de Guadix” por muchos historiadores clásicos (Pulgar, Garibay, Bleda, Argote de Molina y otros historiadores árabes). El origen del error es la estrecha vinculación del rey granadino con Guadix, que llevó a pensar a sus contemporáneos que el rey era de origen accitano.

Era el hijo primogénito y favorito del rey Yusuf I y la esclava Butayna. Pero la sultana era Maryam, madre del príncipe Ismail. En 1346, con ocho años, su padre decidió enviarlo a Guadix, el día antes de que Maryam mandara matar brutalmente a la esclava. En Guadix pasó el príncipe tres años, hasta que el rey lo mandó llamar a la corte. Mientras vivió como  un estudiante más en la madrasa de la mezquita aljama, que ocupaba el actual solar de la catedral. Era famosa por su exterior de azulejos de colores y su hermoso patio. Cuando su padre lo llamó lo envió a difíciles misiones diplomáticas y militares lejos de Granada. De esta manera lo alejaba de la familia real y se curtía en las misiones diplomáticas. Entonces se forjó su amistad con el rey de Castilla, Pedro I, y con su inseparable amigo, el accitano de Ali Ibn Badr. Su padre murió asesinado el 19 de octubre de 1354 y  Muhammad fue nombrado rey por el hayib Ibn al-Jatib, ante el estupor de la familia real que esperaba que fuera nombrado Ismail, indolente y abúlico. Muhammad se mostró como un rey justo, sencillo, vestía sin ostentación y el pueblo lo amaba, igual que a su esposa, la reina Umm.

En 1359 fue víctima a de un golpe de estado y se refugió otra vez en Guadix, donde siempre fue reverenciado. Con la ayuda del rey castellano y del marroquí recuperó el trono en 1362 y ya reinó de forma continuada durante treinta años, hasta su muerte.

El rey que lleva el apelativo de la ciudad de Guadix es uno de los más longevos de toda la historia de España, y sin duda, uno de los más brillantes. Construyó palacios, de los que perdura el del Patio de los Leones, hospitales y alhóndigas; amplió las fronteras del Reino de Granada (en los frisos de la Alhambra se recuerda que conquistó Algeciras), y aseguró la prosperidad de su reino, beneficiado por las buenas relaciones comerciales entabladas con Génova, Marruecos, Castilla y Aragón.